
Montar a caballo no sólo es beneficioso para la salud sino que además está recomendando para cierto tipo de pacientes con discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales. Es lo que se denomina equinoterapia.
En los últimos años han surgido infinidad de tratamientos alternativos a la medicina tradicional, tanto para curar enfermedades físicas como psicológicas. Sin embargo, las propiedades curativas de la equitación no son un descubrimiento de nuestros días, sino que se remontan muchos siglos atrás. Ya en el 460 a.C Hipócrates habló de los beneficios de montar a caballo. Desde Grecia, la equinoterapia se extendió por toda Europa.
Hoy en día existen diferentes modalidades terapéuticas en las que los caballos son el instrumento mediador con los pacientes, y todas ellas se engloban bajo el término “equinoterapia”. Podemos distinguir entre dos tipos de terapias fundamentalmente:
- Hipoterapia. Comenzó a utilizarse en los años 50 y 60 y se trata de un tratamiento kinésico, es decir, que trata problemas de movilidad. Se aprovechan los movimientos multidimensionales del caballo para estimular los músculos y articulaciones de los pacientes, que en todo momento están acompañados y guiados por un kinesiólogo ya que en muchas ocasiones estos pacientes no son autosuficientes. Los movimientos que realizan los caballos al caminar se asemejan a los de la marcha en las personas y por tanto los pacientes no afrontan de forma pasiva la terapia. Los terapeutas que llevan a cabo estos tratamientos estimulan y ejercitan a los pacientes cuando están sobre el caballo para que éstos se adapten y reaccionen ante los movimientos. Además de las ventajas físicas que aporta este tipo de terapia, también es beneficiosa para la concentración y la memoria, dos cualidades que se ven reforzadas al practicar cualquier disciplina hípica. Este tipo de terapia también es aplicada a pacientes con problemas de salud mental.
- Equitación Terapéutica. Está más enfocada a pacientes con discapacidades leves, personas que por sí mismas pueden ejercer alguna acción sobre el caballo. Está demostrado que, tras varias sesiones, estos pacientes pueden llegar a controlar e incluso competir igual que cualquier otro jinete.
Todos los amantes de los caballos entendemos perfectamente que estos nobles animales pueden ayudar a personas con algún tipo de discapacidad a disfrutar de una actividad tan satisfactoria. Para los niños tiene además un claro beneficio psicológico y emocional, puesto que se genera una relación de afecto con el caballo, sobre todo si, además, se le deja participar en su cuidado: su cepillado, su alimentación, etc.